Durante años, el “cero accidentes” ha sido presentado como el trofeo máximo de la seguridad industrial. Lo vemos en boletines, publicaciones y presentaciones corporativas. Pero hay una pregunta que no todos se atreven a hacer:
¿Ese cero es real… o simplemente no se está reportando?
Porque no es lo mismo estar seguros que quedarse callados.
Ni es lo mismo liderar la seguridad que embellecer un reporte.
🚨 Cuando el silencio se disfraza de éxito
En muchas organizaciones, reportar un incidente es casi una traición. Quien levanta la mano es señalado, ignorado o castigado. Por eso, lo que debería ser una cultura de prevención se transforma en una cultura de ocultamiento.

📉 “Todo está bien”, dicen los informes.
Pero en el piso, los sustos se tapan, los procedimientos se firman sin convicción y lo incómodo se barre bajo la alfombra.
💬 Seguridad real: con ruido, con verdad, con coraje
Una cultura de seguridad auténtica no se ve perfecta. Se ve viva. Se ve incómoda. Se siente en la libertad de hablar, de detener una operación, de decir: “Aquí hay un riesgo”, sin miedo a represalias.
No es heroísmo. Es responsabilidad
“No lidero para que el indicador se vea bonito. Lidero para que mi gente regrese a casa sana.”
📌 OSHA lo deja claro:
“Cuando los trabajadores son disuadidos de reportar lesiones y enfermedades ocupacionales, la información recopilada es incompleta e inexacta.”
(Normativa OSHA sobre el derecho a reportar sin represalias)
Por eso, no basta con procedimientos, ni con afiches en la pared. Lo que importa es cómo actúa tu equipo cuando tú no estás.
🧭 Entonces pregúntate:
- ¿Tu cultura de seguridad permite hablar o castiga la verdad?
- ¿Tus indicadores reflejan realidad o solo una apariencia?
- ¿Tus líderes escuchan o prefieren quedar bien?